Estamos inmersos en la realización de un Programa de Acompañamiento Espiritual en Cuidados Paliativos. Nuestro programa se desarrolla desde una perspectiva humanista (con ciertos tintes de psicología transpersonal), convencidos de que la Muerte es la gran maestra que nos enseña a vivir.
Os ofrecemos parte de nuestras conclusiones a continuación, como invitación a aquéllas personas que van por la vida sin tiempo de pararse a vivirla...para aquéllos que están cansados y agobiados, y que buscan fuera lo que llevan consigo:
La muerte es la maestra que nos enseña a
vivir. Las herramientas que aquí proponemos pretenden facilitar una guía para el
acompañamiento a las personas que se enfrentan a la realidad de este gran
Misterio. Sin embargo, nuestro trabajo no debería comenzar tras el diagnóstico
de una enfermedad incurable en el que sólo queda aliviar el dolor. Nuestro
trabajo debería de comenzar en las escuelas, en los institutos, en el inicio de
la vida…porque no hay que esperar a la muerte para aprender a vivir. Aprender a
vivir es la mejor manera de aprender a morir. Vivir en el presente, con
libertad, sin dejar a cada paso asuntos
pendientes por miedo a ser quienes somos o a decir lo que sentimos, sin
perder la conciencia de que vivir es un regalo, poniendo el acento más en el
ser que en el tener…Muchas personas descubren esto cuando se dan cuenta de que
van a morir, mientras tanto los demás huimos de la idea de muerte, y vivimos
disociados de nuestra propia vulnerabilidad, creyendo que el cáncer, los
accidentes y las demencias son cosas que le pasan a otros. Alejamos los
crematorios, las residencias y los cementerios de las ciudades (como en el
palacio de Shakyamuni) para seguir centrándonos en ser productivos y vivir para
trabajar protegidos por la idea de que somos inmortales.
Podemos recuperar la frase de George F. Will:
Aunque en épocas anteriores eran directos
al hablar sobre la muerte pero reticentes a hablar de sexo, hoy en dia, somos
locuaces hasta el aburrimiento hablando de sexo, pero reticentes a hablar de la
muerte como un hecho de la
vida. Si tenemos claro que es importante recibir una
educación sexual en la escuela, deberíamos saber que es igual de importante
recibir una educación para la muerte que enseñe a vivir a los y las jóvenes con
autenticidad, disfrutando con conciencia atenta el regalo de existir. Quizás el
problema es que nuestro sistema necesita personas con prisas, centradas en la
producción y el trabajo, y con un vacío existencial que intentan rellenar
comprando cosas que no necesitan. La espiritualidad probablemente no favorece
el mercado de valores, más bien proporciona Valores con mayúsculas, que no se
encuentran en el mercado.
Sigue interrogándonos dos milenios después,
la misma pregunta: ¿De qué le sirve al
hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? Mc 8,36
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Desde este convencimiento, estamos creando la Asociación Kairos para la Humanización Social.
Pretendemos desde esta asociación realizar acciones concretas que favorezcan una sociedad más humana (humanizar la Salud, humanizar la Educación, humanizar la Economía...).
En uno de nuestros proyectos queremos promover una educación que hable de la muerte...no como algo negativo, sino como una realidad que nos enseña a vivir.
Si estás interesado en este proyecto puedes enviarnos un correo a psicologiakairos@gmail.com
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